Los científicos revelan un agujero en la capa de ozono sobre el Ártico, el más grande jamás registrado; sin embargo, las altas temperaturas de la primavera lograron revertirlo y cerrarlo.
A pesar de la caída en las tasas de emisión de CO2, es necesario un cambio más estructural en la forma en que vivimos para combatir el cambio climático.