Según un informe reciente llamado «Not Fit-For-Purpose», publicado por The Guardian, se revela que muchas de las principales iniciativas de certificación en el mundo no solo fallan en mejorar la conducta ética de las grandes corporaciones, sino que también fortalecen prácticas comerciales abusivas. Este estudio pone de manifiesto la oscura verdad detrás de las etiquetas éticas y destaca la importancia de abordar estos desafíos para evitar socavar los esfuerzos en sostenibilidad.
Durante mucho tiempo, las etiquetas éticas como el Forest Stewardship Council (FSC) y Fairtrade International han sido utilizadas para ayudar a los consumidores a identificar productos y empresas que afirman cumplir con ciertos estándares de responsabilidad social y ambiental. Estas etiquetas reconocen productos que supuestamente cumplen con criterios éticos, como pagar salarios justos a los trabajadores o comprometerse con estándares de bienestar animal. Sin embargo, el informe destaca que estas etiquetas varían en términos de la rigurosidad de sus estándares éticos y la solidez de su verificación.
El estudio cuestiona la efectividad de estas herramientas, también conocidas como estándares y certificaciones de sostenibilidad, esquemas de acreditación ética, etiquetas ecológicas o certificaciones éticas de la cadena de suministro, para proteger los derechos humanos de las personas. Según el informe de 235 páginas, basado en una década de investigación, estas iniciativas voluntarias no logran proporcionar una protección efectiva contra los abusos en todas las etapas de la cadena de suministro.
Amelia Evans, directora ejecutiva de MSI Integrity, el grupo de derechos humanos responsable de la investigación, señala que estas iniciativas de múltiples partes interesadas tienen una relación complicada con los gobiernos. A menudo, los gobiernos interpretan su existencia como evidencia de que los abusos están siendo «atendidos», lo que maquilla la situación real.
El informe también destaca la falta de representación de las comunidades afectadas en las iniciativas de certificación. Solo el 13% de las iniciativas analizadas incluyen a las poblaciones afectadas en sus órganos de gobierno, y ninguna de ellas tiene una mayoría de titulares de derechos en su junta directiva. Además, casi un tercio de las iniciativas no ofrecen ningún mecanismo de queja para los trabajadores u otras partes afectadas.
Por último, cabe recordar que la Universidad Europea del Atlántico, imparte el Grado en Ingeniería de Organización Industrial y el Máster Universitario en Gestión Integrada: Prevención, Medio Ambiente y Calidad.
Fuente: La oscura verdad de las etiquetas éticas
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